El concepto de
animación, tal como se maneja en la actualidad, surgió en Francia a finales de
la década de los sesenta y se consolidó como pilar del mantenimiento de la
calidad de vida de los adultos mayores veinte años más tarde, transformándose
con el tiempo desde una perspectiva casi exclusivamente lúdica en una que
engloba todas las dimensiones del individuo y sus relaciones con la vida
cotidiana, ya no se trata únicamente de programar actividades para pasar el
tiempo libre sino de convertirla en un proceso de acompañamiento centrado en
los deseos, las expectativas, los intereses, las aptitudes y los recursos de la
persona y el contexto en que se desenvuelve.
Desde esa
perspectiva se ha planteado que la animación consiste en la estimulación de los
individuos y/o de los grupos de individuos hacia la identificación de sus
necesidades, la búsqueda de soluciones para garantizar la satisfacción de las
mismas y la puesta en marcha de acciones tendientes a su materialización. Entre
los objetivos de la animación se incluyen la promoción de estilos de vida
activos, la ocupación óptima del tiempo libre, la integración social, el
fortalecimiento de los vínculos psicoafectivos, el desarrollo permanente y
armónico de las dimensiones biológica, psicológica y social del individuo y el
mantenimiento de la calidad de vida.
La animación
sociocultural puede llevarse a cabo en cualquiera de los ámbitos en que tiene
lugar el desenvolvimiento cotidiano de los adultos mayores, en el domicilio, en
centros de estancia ocasional y en instituciones que acogen en forma permanente
población dependiente o susceptible de ser dependiente en alguna de las esferas
biológica, funcional, mental o social.
Las experiencias de
animación en el domicilio no han sido objeto de atención especial por parte de
los profesionales de la gerontología y se limitan a los individuos que han sido
objeto de algún evento generador de desequilibrio biopsicosocial, accidentes,
enfermedades prolongadas o incapacitantes, limitación funcional o aislamiento
social, las cuales generan gran movimiento de la dinámica social y/o familiar
orientado a proporcionar apoyo y generar bienestar.
La animación en el
domicilio responde a tres aspectos básicos, el acompañamiento de la persona
mayor en las actividades de la vida cotidiana, el mantenimiento y de ser
posible el fortalecimiento de las redes sociales y la prevención de los
factores generadores de riesgo.
Los centros de estancia ocasional, clubes de
ancianos u hogares de paso, constituyen una instancia intermedia entre el hogar
y las instituciones de albergue, ya que están orientados de acuerdo con las
necesidades de quienes residen en el domicilio pero al mismo tiempo poseen
elementos característicos de las estructuras colectivas (Elizasu, 2000), en
términos generales, la animación en estos centros ha de estar orientada a
proporcionar un sentido nuevo a la vejez y generar protagonismo personal frente
a la toma de decisiones respecto al estilo de vida deseado, en tal sentido,
muchas de estas instituciones tienen como objetivo fundamental servir como
espacio de encuentro, integración e interacción social y cultural de ancianos
con expectativas semejantes.
Fuente:
Morales - Ruiz JC. Animación Sociocultural al Anciano. Blog Gerontología al Día. Disponible en: www.envejecimientoyvejez.com
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