El instinto de conservación es uno de los instintos más fuertes del
hombre. El autocuidado se fundamenta en esta condición innata de los seres
vivos, sin embargo, las acciones desarrolladas en forma consciente con el
objetivo de cuidar la salud requieren del aprendizaje.
En esa línea, el autocuidado se enmarca en la cultura, estando
determinado por los hábitos, las costumbres, las creencias, las tradiciones,
las costumbres, las creencias y los
comportamientos habituales de la persona, la familia y la comunidad a la que
pertenecen, así como las acciones y prácticas positivas de salud en torno a la
adopción de estilos de vida saludables.
El concepto de autocuidado data de miles de años, en el año 44 A.C, en
el "Diálogo sobre la Vejez", Cicerón hace referencia a la importancia
del estilo de vida y la responsabilidad de cada individuo, aún en la vejez.
A través del tiempo, la preocupación por la salud y el autocuidado, ha
tenido diferentes enfoques, derivadas de los modelos de salud predominantes,
representando hoy en día una estrategia privilegiada por las instancias que
establecen los lineamientos y la normativa que enmarcan la prestación de servicios
de salud.
A partir de lo anterior, en los últimos años se han adoptado algunas
alternativas al respecto:
1. Promover la responsabilidad del individuo en el cuidado de su estado
de salud.
2. Integrar a la familia y a la comunidad en el cuidado de la salud
personal.
3. Priorizar en las políticas públicas las acciones de promoción de la
salud y prevención de la enfermedad.
4. Comprometer a los profesionales de la salud en el desarrollo de
actividades de fomento de la salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario