La
uva constituye uno de los tres pilares de la denominada "tríada mediterránea" y, por lo
tanto, es un alimento básico de la dieta mediterránea conjuntamente con el
trigo y el aceite de oliva. Y es que su cultivo se remonta a la antigüedad,
unos tres mil años antes de Cristo, y fue posteriormente fomentado en la
Península Ibérica, principalmente por los romanos.
Existen
más de tres mil variedades de uvas que se pueden dividir en dos grandes grupos.
En primer lugar, tenemos las uvas de mesa que se consumen frescas o desecadas y
que son más grandes, carnosas, y con diferentes colores: amarillas, verdes,
granates o violetas. Por otro lado, están las uvas viníferas, que son en
general más ácidas que las uvas de mesa.
Las
uvas frescas de temporada encuentran su mejor momento tanto en los meses de
otoño como a principio de invierno y su sabor depende no solo de la variedad
sino del tipo de suelo donde se cultiva.
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